Escena curiosa la que me he encontrado hoy viniendo del curro. En el jardín de la facultad de Aparejadores, me encuentro lo siguiente: ¡Una manada de gatos (¿será correcto el término?) apostada en el rosal y con aspecto de gozo! Una vez vi en un documental que los gatos también pueden tener sus adicciones y no pude evitar recordarlo al verlos ahí todos juntos con lo solitarios que son.
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